"El mal es la ausencia de Dios"
Me sigo moviendo alrededor de mí,
para hallarme de una vez del todo
Es difícil moverse en círculos concéntricos
a través del laberinto, pero he seguido los pasos,
las marcas, símbolos, claves. Percibo...
Debo saber de las huellas.
La sensación de vida se agota
en el cansancio físico
cuando se atreve a mirarme a los ojos,
con su voz de trueno señalándome;
mi espíritu va recogiendo sus miedos
... y mis nostalgias los empaqueta.
Luego, los soltaré al marcharme...
-Tormenta:
¡No fui yo quien abriera la Caja de Pandora!-
Lo único bello que poseo está en mi corazón
Pero hay una chispa fría de pesimismo
que cae del crisol de las ideas haciendo daño;
un tiempo impreciso marcado por el salitre
y su afinidad me la traje de otra luz,
convertida en sueños inconclusos
pero también hay
quien me espera detrás de la cortina del sueño.
La vida de muchos
puede ser un vano encuentro
con su yo de otro ayer remoto que no se desprende,
donde se cobijan otros anhelos
con la certeza de su casual realidad
al dejar su último 'cascarón oscuro',
por ser lo que somos en el núcleo sin llegar a tocarse.
Siempre se cumple la voluntad escrita.
Estamos diseñados para llevar a cabo una tarea
y, en lo ilusorio, está el juego
de los que sí saben mover
'ficha'.
Quien ha pintado cuadros con la mente
como lo hace el poeta,
asiste a la fría exposición de su yo
ante la mirada de quien le lee;
allí se desnuda su verdad en el trazo,
el color y el tema representan su vida
alrededor de la misma exposición en la luz.
Su Arte es el lenguaje expresivo.
Todo puede ser efectivo o concluyente
y hasta ambas cosas.
Me he adaptado al curso, he hecho mis deberes
y algunas promesas las tengo
que dejar en manos de los que amo.
-¡Me he quedado sin fichas!-
También sé quién me ha pisoteado
los renglones por donde paso,
pero no me ha importado seguir siendo fiel
a mi desprendida realidad
a la que llaman otros, ''indulgentes tonterías'',
"emociones primarias".
Sí, soy indulgente con el dolor ajeno
del que palpan mis manos...
Lo que haga yo bien, no me pertenece.
¡Es siempre utilidad que se comparte
en el tejido de
todo dios!
Reconozco la hipocresía sin palabras
del que quiere cumplir con los preceptos,
las reglas sociales, su moral apañada para el momento;
y no con el amor verdadero.
El carisma es un regalo del cielo,
un legado espiritual que repara.
Lo necesito a diario.
Sé que de tanto humillarme y pedir perdón
al final la prudencia se disfrazará de harapos,
pidiendo siempre en los atrios del pensamiento.
Pero no es cierto que la indolencia me haga vaga
cuando me doy generosa
porque voy sacudiendo palabras valientemente;
pero a los miserables les duele y las censuran.
Me niego a no denunciar a los perversos
a los que cambian de máscara para cargarse una vida
a los que corrompen la adolescencia y explotan sus miedos,
a los que no dejan crecer a sus semejantes,
a los que frenan y le tapan la luz
para que no vean su verdadera condición y rostro;
a los que "marean la perdiz"
buscando cómo deshacerse del que les estorba,
del que puede hablar y contar lo que sabe,
porque les descubrirían su ruindad, despreciándoles.
Me niego a ser siempre de la palabra vestida de fiesta,
amante, sumisa, silenciosa, repeinada sin motivos,
para romperle la boca a los que mienten;
adornando de recatos a la desnudez de mis versos
y sirviendo al disfraz de la sociedad
que no quiere otra cosa más,
que oír, leer o ver lo que la hace feliz.
Hay dentro de mi ser
algo que se agazapa como fiera herida,
y dentro de mi bosque interior observa...
Porque no creo que todo esto que hago
no lleva emoción unánime de otras almas,
porque somos piel de sentimientos
no tan ajenos, por lo tanto no son tan míos
por ser de un sentir eterno,
donde se percibe el gruñido,
el bozal, el cepo... y su lacero.
De todos modos, cada pliegue y esquina
reconoce las manos que le halagan
y su alma pedigüeña,
cada ser sabe por qué se viste
con la hojarasca de los vientos
y termina siendo llevado por ellos.
Por eso sé que hoy,
mi escudilla se ha llenado
de un denario de sueños
y, girando alrededor de mí misma,
sigo sin hallar lo que busco.
Del vestigio no se duda, es evidencia
¡Maldigo a los cobardes que se holgan
de los miedos ajenos y les dan razones,
para calmar a los ilusos, opinando
"que todo es producto de la fantasía"!
De ello se ríen los verdaderos culpables.
Cuestión de Fe en Dios y la Verdad,
lo que nos hace diferentes en las trincheras.
Elisa
2011
