No estaré sola ni seré del vacío
porque soy una más, víctima infinita
enfrentada a la muerte,
sin transformar mi árbol
mientras la rama se seca
allí donde posara el ave,
y, sola en silencio llorando a la nostalgia.
¡Sola en la batalla de los días,
en el ornamento de los altares
y en las horas de los relojes,
con su metralla de segundos,
en el tic tac de sus tanques fantasmas... que avanzan...!
Contingente de botas levantando dolor por los caminos.
Víctima sin salida, hambrienta de justicia,
de milagros de amor sin tantos observadores
que esperan los cambios y un dios... disparando a mis sienes...
¡Ah, y cómo llueven pesares de munición amarga!
Tú, hermano mío, en cada ruego me siento inútil y vencida,
mientras me acurruco en esta fuerza mía para soñar por dentro;
para proteger este corazón mío sin recompensa
porque necesito crecer de nuevo y no estar desprevenida...
"¿Quién está seguro?"
Cubro las apariencias con mis gafas oscuras
y un terso verso que se asoma a mi sonrisa,
Cubro los desengaños de insubsistentes brumas
con mi dolor adentro y mi destino es del roedor de almas.
¡Y no sé qué hacer si un ruiseñor me canta!
A. Elisa L.
Si al final, escuchas a ese ruiseñor que te canta, no le des la espalda y simplemente sonríele Elisa, será una señal y un premio, no lo dudes.
ResponderEliminarUn abrazo.
Rafael Sánchez, gracias amigo, una no sólo se dirige a sí misma, es que las similitudes son parte de la vida y nosotros debemos sostenerla aunque la nuestra también puede verse en el borde de otra realidad. Todos estamos en el mismo epicentro donde el bien puede ser parte del mal o lo contrario. "...llamados y no por escogidos los pocos"...
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